«dauan la grita de hora en hora con·el estruendo de·las trompetas. El noble maestre muy bien ordeno todas las guardas en·los adarbes donde corria la necessidad: fueron escogidos muchos caualleros para el socorro de quien lo pidiesse: el principe mismo andouo haziendo grandes reparos en·lo derribado: ende comia porque la gente mas se esforçasse y todos le siguieron con gran deuocion. Los enemigos hazian pregones por su real dando la ciudad a»