«cuydado començo se le a quexar. La qual le dize: pesa me de tu mal: mas non se que faga por ello. Responde le el cauallero: rruego te que me ayudes: e de ti mesma pido consejo. Ella aviendo misericordia d·el desenterro a·su marido e puso lo en·la forca: e assi encubrio al cauallero su deffecto con tanta misericordia. El cauallero viendo tanto amor en·la muger contra si»