«hay de algun peccador. Amado mio entiendes tu la verdad: sabes el enxemplo de·la piedra que te he recitado. Di me pues que es lo que sientes de aquel: que juzgas: que determinas? Verdaderamente pienso que la razon no podra discordar que no sea assi en·la verdad como ha sido recitado. Piensa pues diuersas prouincias: e passa por tu imaginacion cada region por si: entiende e comprende los rios:»