«dixo le. Ruego te que me digas quien tan fuertemente te ferio: o donde estaua ascondida esta saeta que assi te ha llagado. A la qual el tigride con grand yra que tenja por el dolor non podiendo perfectamente fablar: mas segund eso que podia con gemido suspirando dixo. De vna parte e de otra mire al derredor: e ninguna cosa vi que fuesse de temer: empero la sangre derramada e la saeta de»