«en echar de·la ciudad la morisma: y ensalçar en·ella el acatamiento de Cristo: llamo todos sus prelados y caualleros: y conuido los magnificamente al excellente immortal conuite de·la fama: ofrecio·les manjares de gloria perpetua y tanto los animo que teniendo por cierta la victoria y triunfo que el venturoso y tan siempre vencedor principe y rey prometia: todos concordes le deliberaron seguir: asentada pues a gran priessa su tan valiente poderosa»