«en medio del el mar se adormiere que las tempestades de·la fortuna perder le puedan. Si el capitan siquier guarda de vna ciudad no tuuiere las armas que son necessarias para defension muy de ligero sera perdido. El perro que no puede ladrar a quien daña en su ganado: ni el atalaya que no da señal de·los enemigos en vano guardan: pues por la misma forma se dize de·los que mandan los reynos y»