«la mañana ninguna tierra nuestros ojos vieron cercados del mar a cada parte que nuestra galera leuo gran ventaja de todas las otras: ya el pan fresco nos fallescio y el viscocho nos mantenia: entonce nos dieron los esturiones pesces salados del rio Danubio de Alemaña: lo qual fue a nos quasi marauilla: empero los thurcos que son vezinos del dicho rio Danubio lieuan les doquiera que van por el mar de quien los mercan los venecianos»