«Dios. E puede·se aconparar la enbidia al millano, el qual es tanto enbidioso de sy mesmo, que el vee los fijos que estando en·el nido engrasan, e por gran enbidia que ha, el los pica en·el costado por tal que la carne los podresca, atal que enmagrescan. Seneca dize; que mas conuiniente cosa le paresçe de pasar al ome el desplazer de·la pobredat, que non la enbidia de·»