«fue muy alta y magnificamente reçebido y festejado con todos sus caualleros. Passadas las tantas fiestas y tan dulçes cortesias de tan altas y fermosas reynas: subio el otro dia mañana al alcaçar de Perpiñan por besar los sanctissimos pies del que se dezia por entonçes papa: y era como tal por la Francia y España seguido venerado y obedeçido: donde fallo tantos cardenales arçobispos y otros muchos prelados que fue marauilla: el don Pedro de Luna que»