«en vida y en presencia mia que d·ello daño ninguno seguir no se puede: y del contrario lo que Dios nunca quiera podria quiça seguir se: marauillaron se los caualleros del tan nueuo mandamiento del rey: mas porque todos le amauan y no querian saluo seruir le cumplieron quanto el mando juraron al primogenito y besaron le las manos como a rey: y el quedo muy alegre d·ello: y despedida la caualleria retruxo se»