«sus consciencias y honrras que offendian y quebrantauan aquel solempne juramento que ante Dios y el mundo hauian prestado: tanto que los dexo a todos no menos confusos que marauillados: mando a la postre como cristianissimo rey que el pregon del combate publicamente se diesse y que se aparejasse todo hombre para la vispera de·la Circunçision: que para aquel dia queria que la ciudad se entrasse si a Dios le pluguiesse: y por mejor con su»