«su azemila, si le damos de comer discretamente, nudriendo·la sin delicaduras e regalos. Ca el que da de comer delicadamente a su esclauo, despues lo siente rebelde: segun se lee a .xxix. capitulos de·los Prouerbios. Esso mismo en dar al cuerpo muy escassamente sus necessidades. Lo qual si fizieremos seremos hauidos por homizieros de nosotros mismos. Contra lo qual dize sant Bernardo en·la epistola a·los religiosos de Monte Dei,»