«e vezar la carne del peccado. Onde nuestro cuerpo se deue estimar como vn animal de trabajo a nosotros encomendado por Dios, para fazer las obras de penitencia. Por·ende no le tengas ocioso, pues no sabes quanto ha de star contigo: porque quiça el que te lo encomendo: no te lo demande quando menos te catares, sin hauer acabado la penitencia. Por·ende dize sant Johan Crisostomo. Si te prestan vn buey»