«en fin por trato de algunos aleuosos cidadanos la ciudad de Aduersa y la real fortaleza de aquella. Reclamaua entonce la reyna la venida del magnanimo rey: daua vozes y dezia que sin la presencia del desseado principe su reyno seguro no estaua ni podia ella gozosa ni alegre ser. El capitan la esforçaua y daua siempre esperança que muy en breue vernia y seria con·ella. En·este medio recrecio vna nouedad no menos peligrosa que»