«ellas siguen amor, el qual ninguno otro constrenyimento queriendo sino aquel que de sy a si mesmo se faze, sin catar seruicios ni otros merescimientos, do bien les parecen reparten los bienes suyos. Si en el repartimento no te qupo la suerte, calando de·las mugeres blasma la desauentura tuya. E piensa que en caso de·la jnjuria nunca el injuriado es conuenible juez. Aqueste amor que Cupido se llama, o maldizentes»