«sino que lo vehia no lo puede consentir a verdad: concluyendo que de·los infernales fuegos que de sus oios y oreias sallian la escuridad de·la noche en grande claridad tornaron: y la fuerça d·este su gran resplandor no me dexaua auer entero conocimiento en la manera que Fiometa venia. Digo pues que ella de diuersos colores cubierta stuuo suspença: y yo mirando la asi ella començo a llamar mi nombre con proposito de algo»