«todos los principes christianos assi ecclesiasticos como seculares podieron ni supieron fallar otro espediente remedio ni partido alguno para ygualar las tantas differencias naçidas y que se esperauan de continuo nascer entre cristianos de causa de aquesto: saluo requerir y rogar a los tres que se llamauan entonce papas que renunciassen a todos sus derechos: porque siempre que a disputa viniessen fallaria qualquier de·los tres razon y razones o a·lo menos color de razon para defender su»