«ya cansados de seguir los christianos dexaron el alcançe y boluieron para la ciudad: passaron por las tiendas de·los moros: fallaron las tan llenas de riquezas y hauer fallaron tantos cauallos azemilas sillas espadas y jaezes que no sabian como las leuar: quedaron todos ricos de tan sobrado y excellente despojo. Fueron recebidos en·la ciudad con desigualado triunfo alegria y plazer. Suplico el Cid al rey que escogiesse de su palacio lo que mas»