«que esto quede a·mi por pena y memoria de mi maldad por te hauer crehido. O apassionada mujer tan sin ventura como crehi en tus palabras que son agora saetas que passan mi corazon. Mas quien fuera tan sauia que de tus grandes hablas no se dexara vençer: entiendo que si cadaldia te oyera como ahora triste te oyo tan bien passara mi pena vencida de tus enganyos con asechanças de amores. Ya muy tarde me»