«para le matar: que le dexassen por Dios confessar primero: y que le matassen despues si acordado assi lo tenian: y como le preguntassen que de quien se queria confessar alço las vozes y dixo de aquel sancto sacerdote que trae por el camino adelante la magestad soberana del señor de·los cielos: y asomaua entonce la gente que con fachas y blandones acompañaua el tan alto misterio: espantados pues del tanto milagro los aleuosos ladrones»