«en duda de tus defectos a quyen no los conosce, y si te defendieres con falsas razones, la verdad mucho descubre al enganyador, pues dexa la flaca esperança de·la cautelosa defensa, pues no tiene otra fuerça saluo sotiles palabras para las quales te condempnare yo con tus obras, y con tres testigos suelen otros hombres morir, y yo cuentra ti muestro cient mil cuentos, y quyeres tu solo contradizir a tantos, y»