«amanzillo todas mis carnes vna fuerte lepra incurable assi que alguno de nuestros medicos no supo hallar remedio ni melezina que salud me diesse: los sacerdotes del Capitolio cierto me hazian que si me bañasse dentro vna fuente de sangre de niños todos de leche hauria remedio la dicha dolencia: lo qual oyendo me dio turbacion mande hazer libres los jnnocentes aparejados ya para degollar. Despues la siguiente noche dormiendo como el sueño en mi començaua me»