«la otra gente cristiana toda siguio a Eraclio su patriarcha el qual viendo que no podia ser socorrido como forçado hizo sus pactos y seguridades para que se fuesse dando la ciudad. Lo qual dexado començaremos hablar de·las sectas contra Dios hechas porque nuestros buenos cristianos gozen de·la merced que se les faze pues por la sancta ley que tenemos Cristo les tiene sillas de gloria: y por el contrario sera confusion a·los errantes que»