«de·la gloria del creador: e ver presencialmente el rostro de nuestro señor Dios. E ver esso·mismo vna lumbre que no se puede comprender: no temer la muerte: e gozar del don de·la incorrumpcion para siempre. Por cierto esta es la ciudad de nuestro Dios: llamada Hierusalem ciudad bienauenturada: digo Hierusalem que es edificada como ciudad. O ciudad de·las ciudades: en·la qual hay tantos gozos: e gasajos»