«tantos le han seguido. Nuestra ley sancta predica despues los gualardones no solo ahun ser inuisibles mas incomprehensibles a los mortales: como por aquello del apostol Paulo se manifiesta. El ojo no vio ni el oydo pudo alcançar siquier oyr las grandes bienes que Dios aguardo a todos aquellos que le amaren. Por estas palabras ni grandes promesas naturalmente no se inclinan luego los hombres que no abracen ante consigo las cosas sensibles que por lugar y»