«y por cada qual luego pagamos cinco ducados. Nunca el templo santo se abre ni lo permiten sacado al tiempo que hay peregrinos o por mudar de nueuos frayles para la guarda suya continua. Y luego que fuemos dentro tancaron las puertas: lo mismo entraron el guardiano con muchos frayles otros que tenia. § En este lugar de tanto precio ante que qualquier cristiano contrito y bien satisfecho entrare llegando a·la puerta del templo gana indulgencia y»