«la qual cruel matança condemnado el peccador: fabla d·esta manera a .xvj. capitulos de Job. Cerco me: e con sus lanças firio mis lomos e caderas: e no me perdono, ni popo. Derramo en tierra mis entrañas: e sobre mi ferida me fizo otra. E cargo en mi el gigante. Terceramente los demonios jamas se fatigan en tormentar. A .iij. capitulos de Daniel. No cessaran los ministros del rey»