«aquel mismo la ecclesiastica nuestra disciplina: y lo que no pueden los sacerdotes con la enseñança de predicacion hauer ni acabar vuestras fuerças manden con el terror de·la virtud. Es cierto que vuestra dignidad y mando han de abraçar la defension de·la yglesia: guardar las viduas y los pupillos refrenar los malos tiranos del pueblo: a cada vno hazer su drecho: librar los que fuerça tiene opremidos a los miserables prestar ayuda y no»