«hombre. Por cierto no mas nosotros de malicia aconsejados, en son que olujdamos nuestros yerros, los suyos pequenyos fazemos muy grandes, los dudosos ciertos y los encubiertos publicos, no nos basta que de companyeras las hayamos tornado sieruas no nos bastar que sin consentimiento suyo casadas damos tales por señores a muchas que de vasallos suyos apenas serian dignos, no nos basta que como fazedores de las leyes a nosotros fauorecesçiendo e a ellas menguando»