«de casa de manera que el marido pudiesse entrar: el qual començando entrar por el postigo: vio estar aquel ombre con·la espada desnuda en·la mano: e assi cesso la entrada: preguntando le: quien eres tu. E el non le respondiendo nada: por lo qual causo en si mas miedo. La suegra viendo esto: dixo: calla mi amado fijo. Mas marabillando se el mercader d·esta cosa tal:»