«conoscido, oyr vergonçosa sentençia ! y pues tu solo erraste tu mesmo toma la pena que fuerça te la haga tomar, si agora en fin de tu vida eres en alguo justo en justificar·te pornas en duda de tus defectos a quyen no los conosce, y si te defendieres con falsas razones, la verdad mucho descubre al enganyador, pues dexa la flaca esperança de·la cautelosa defensa, pues no tiene otra fuerça saluo sotiles»