«auja, con cara temerosa y voz scura alço los oios y empeço de faular. Qujen nos fuerça en fazer vna cosa ayamos d·estar siempre en vn ser residentes? Ny avn quiso Dios con nosotros de tal potençia husar. Antes libre la nuestra voluntat dio poder de scoger aquella que mas agradable fuese al querer suyo. Y pues sin costrenjmjento quedamos: y nuestro apetito por no tener lugar çierto qujere y no qujere cadaldia mil»