«lo puede asaz encareçer ni afear? Monta pues que defiende la causa saluo el mas esforçado y valiente cauallero que hay en la corte. Los infantes entonce espantados y corridos de tantas y tan justas razones no pudieron saluo vençer·se y confessaron le muy de secreto su fecho: mas dixieron que les parecia muy graue y muy feo que fijos de tan gran emperador se houiessen a desdezir. A esto respondio el santo abad que quanto»