«despidio se la reyna pujante con grandes llantos y sospiros del padre: pidio·le su bendicion: dio ge·la el padre pero no sin muchas lagrimas porque temia de·la nunca ver mas: ahun que despues la vido y con mucho mas gozo: y dentro en su reyno y en·la ciudad de Napoles: y el rey don Jayme por la contra no cabia de gozo: por la reyna ser tan fermosa y de»