«partes que en pocos dias vierades en el puerto de Frigia jnfinitas flotas de enamoradas gentes venir, qual dulce eloquencia del muy alto orador Omero sabria la jnperial gentileza d·estas gentes loar? Y son cosas que se pueden ver y poco o no nada escriuir·se lo bueno d·ellas. Pues dexando esto a los discretos lectores piensen y adeujnen que podria ser donde tanta gala y juuentud del mundo asi de crestianos como de todas las»