«mandados d·ellas y de·los anjmales que biuen tanto que esta sola de amar señoreasemos como ellas hazen porque por esta sola somos catiuos los dias trabaiando y las noches con sospiros y lagrimas velando, y no nos deuyan ver nj mirar, y nuestras letras y enbaxadas con muchas jnjurias resciben y al mensajero del triste amador que lo envia y nuestros seruicios desdenyan, como los altos reyes de sus menores sieruos y quanto mas nuestras fatigas»