«vuestro capital enemigo, mas como sus cosas y males no se corrigan por conseio ni castigo yerro seria en esto aconseiar·os ni mouer·os de vuestro errado proposito, porque por enganyo d·este dios en quyen tan firme adorays mucha pena que en el serujr sentis no se conoscera hasta que la muerte os descubra como a nosotros la culpa y ceguedat de vuestra ynocencia, y porque para esto todo fiel conseio que en esta parte os»