«la culpa: y os arrepentiys de·lo errado: y non era menester migo tan grande temor. Pues en vuestra mano esta el bien o el mal que en las damas consiste. Como a·mi pediys que vuestra vida scape bien se que conoceys que al mando vuestro ha de obedeçer quien quiera: y por esto no conuiene sino que os siruays de quien os agrade: pues·que tan partida va ya la virtud porque por»