«obispo. O señor padre: si conosciesses de que prudencia era aquel perrillo: non te marabillarias por yo aver lo enterrado entre los ombres: ca por cierto el excedia en agudeza todo ingenio humano: assi en·la vida como en·el articulo de muerte. El perlado marabillante se d·esto pregunto: que es eso que dizes? Responde el sacerdote: el fizo testamento en su fin: e considerando como estauas en necessidad de»