«e assento se llorando e plañjendo a·la ribera: dando grandes bozes. Al qual non menos aparescio el dios Mercurio: preguntando d·el la causa de su mal e lloro: e declarada por el su causa e aduersidad: segund que al primero traxo le Mercurio vna acha de oro: deziendo le: si era aquella la acha que el avia perdido: el qual con grand cubdicia sin dubda alguna dixo: que aquella era»