«ofrecimjentos se muda, ni por amenasas se espanta, ni por llamentaciones sĀ·adulcesse, ny se metiga por ruegos njngunos, mas fiera, pertinase e cruel, a njnguna cosa biua perdona. Fallescemos pues en discrecion los biuientes, los quales de vna cosa tanto contina conoscida e cierta cada vna vez acontesse planymos, no menos que si vn caso estranyo descuydado e nueuo aueniese. Yo digo no sin razonable conseyo, que si llamentar»