«de aquella eloquencia como para manos de quyen va meresce, y del peligro de vuestros primores entiendo que mi escriptura como los simples que su sana intencion los ha de saluar. Y con esta confiança no me curo de afeytar las razones, mas con aquella ignocencia de·los ninyos me paresçe yo todas tan bien como a ellos el fuego que lo toman en la mano y queman·se, asi pues yo no puedo llegar en persona»