«non se sigue que en la maldad de vuestro saber sten las virtudes o maldades en la pintura de vuestras palabras: y Dios no nos puede mas demandar de aquello de quanto el sezo nos basta: que si con vosotros yguales nos fiziera en saber estaua dudoso el debate: mas vuestra malicia puede tanto que las innocentes mujeres pagan la penitencia de vuestro peccado. O quantos venys ante nos tan mortales y tristes que sin amor era»