«e dixo·les fijos mios, yo vos ruego e vos mando que vosotros despendays del argento alla donde neçessario sea, ca la mia voluntad non podria sostener de despender, e avn si lo fiziese non fuera ninguna cosa agradesçido, ca mas fuerte es la pena del avariçia que non la de·la muerte, ca yo conosco la avariçia por el peor viçio que sea al mundo, ca la voluntad del onbre avariçioso non se puede»