«quanto temeran entonce los demonios. E los miserables pecadores: e quanto se espantaran de·la voz de tu tronido: pues si quisieres no temer esta voz e ser en aquel dia espantoso: e grande seguro: siembra agora obras de justicia: piedad: e misericordia. O quan bienauenturado sera el que agora entiende sobre el menesteroso: e pobre. Ca el señor lo delibrara en aquel dia malo. Ca leemos en·el .xj.»