«traher el corpus Domini: y aquel con grandes lagrimas y deuocion recebido encomendo estrechamente su alma al successor y primogenito suyo encargando le mucho y rogando·le que cumpliesse lo por el ordenado en su testamento. Alço despues los ojos al cielo y llorando de alegria con la cierta esperança de·la gloria perpetua començo de llamar a Dios y dezir. Yo señor entrare en vuestra casa y adorare el templo sancto vuestro y reconoçere y ensalçare para siempre»