«y entonce con pauor grande el rey confesso y se desdixo publicamente: y quanto mas con lagrimas y firiendo sus pechos el rey se acusaua mas la tempestad se yua templando: nunca pero el rey oso leuantar los ojos al cielo nunca dexo de se acusar y llamar peccador fasta que fue la tormenta passada y buelta la serenidad del ayre: mas ni con toda su penitencia escapo de·la saña diuina que su fijo mismo le deseredo»