«le mucho y rogando·le que cumpliesse lo por el ordenado en su testamento. Alço despues los ojos al cielo y llorando de alegria con la cierta esperança de·la gloria perpetua començo de llamar a Dios y dezir. Yo señor entrare en vuestra casa y adorare el templo sancto vuestro y reconoçere y ensalçare para siempre jamas vuestro nombre: en vuestras manos señor encomiendo mi espiritu que vos le redemistes con vuestra sangre preciosa: como dios»