«al fin dezimos de·la ciudad de Jerusalem la qual Jesu Cristo con su misma sangre dexo consagrada. Estas despues de ti la gran Roma mucho cercanas virgines tuyas eran offrecidas al redemptor. Empero hay hay que son muy alexos de ti ajenadas en heregia todas enbueltas y apartadas de·la simpleza de·la fe cristiana: las quales como adulteras andan con Satanas lexos de su sposo Christo: por·ende sea Dios muy loado porque resplandece y»