«tiedas de fuego. De sus narizes sale fumo: assi como ollas encendidas e feruientes. Onde el poeta dize. Hay ende sierpes: que echan flamas por la boca. Del resollo de·los quales: perecen las almas de·los peccadores. Segundo ellos son crueles en effecto. A .xvj. capitulos de Job. Ayunto: e recogio su furia contra mi: e menazando me: dio vozes contra mi regañando sus dientes. Abrieron»